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Playeros y saludables

¿Tu agosto viene con su respectiva ración de sol, arena y olas? Si es así nos alegramos, pero es conveniente recordar que la playa no solo es un lugar para deshacernos del estrés diario, relajarnos y divertirnos. ¡También tiene sus riesgos! Y como «más vale prevenir que lamentar», vamos a hablar sobre cómo cuidar nuestra salud y evitar accidentes que entorpezcan nuestras vacaciones.

Primero que nada, tener en cuenta los peligros de exponernos al sol sin tomar precauciones. Que no falte entonces un protector solar de calidad y siempre aplicarlo con la debida regularidad. Recuerda que el llamado “factor de protección” se refiere fundamentalmente al tiempo promedio que dura su efecto, y de allí que tengamos que hacer aplicaciones con mayor o menor frecuencia, especialmente durante las horas centrales del día.

Los lentes de sol también son muy recomendables para resguardar nuestros ojos de daños potenciales por la excesiva exposición al sol. ¡Pero no cualquiera! Deben contar con filtro para rayos UV, y lamentablemente casi todos los lentes de bajo costo que circulan en el mercado no cuentan con ello. Peor aún: pueden ser dañinos para la vista. Usa lentes de buena calidad y refuerza la protección, sobre todo en los niños, con gorras o sombreros de playa.

Ahora bien, el peligro más serio que suele tener la playa es el que enfrentamos cuando entramos al agua. Es importante ser respetuosos con el mar y con las indicaciones de los salvavidas. A veces, las corrientes pueden ser más fuertes de lo que imaginamos. Si sentimos que estamos siendo arrastrados, lo mejor es mantener la calma y nadar en paralelo a la costa hasta encontrar un mejor lugar para salir.

Si no saben nadar, lo mejor es disfrutar en alguna zona más tranquila donde chapotear  sin preocupaciones. Por supuesto, la peor combinación es la del agua con el alcohol. Muchísimos ahogamientos se producen por ese tipo de imprudencia.

Y para un día de playa auténticamente saludable, también hay que darle atención a lo que comemos. Recuerda que en el calor se acelera la reproducción de  bacterias y, por tanto, muchos alimentos sin refrigerar tenderán a descomponerse más pronto de lo normal. ¡Ojo con lo que adquieres de vendedores ambulantes! Lo mejor es llevar muchas frutas refrescantes y evitar las comidas muy grasosas.

Por último, pero no menos importante, hagamos también algo por la “salud” del ambiente. Dejemos la playa más limpia de lo que la encontramos. Respetemos la naturaleza y cuidemos el entorno para que otros también puedan disfrutar.
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