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La Ansiedad, mucho más que estrés. Cómo identificarla y regular nuestras emociones.

La ANSIEDAD es el trastorno de salud mental más frecuente, según la OMS. Suele presentarse
como una sensación de miedo o preocupación extrema, que a menudo viene acompañada de
pensamientos catastrofistas y, en muchas ocasiones, con somatización.
Los síntomas pueden ser físicos, como latidos acelerados, falta de aire, malestar estomacal o
inquietud. También pueden ser emocionales, como sentir miedo, temor o preocupación por el
pasado o el futuro.

Estas emociones son un mecanismo natural que nos ayudan a responder ante un problema o
amenaza. Sin embargo; cuando la ansiedad interfiere con la vida diaria, o dura mucho tiempo, es
posible que sea necesario buscar apoyo  adicional.

Aquí compartimos alguna pautas de autorregulación emocional que nos pueden ayudar a enfrentar y  disminuir la ansiedad.

1. Practicar mindfulness
Esta técnica, que se basa en centrarse en el momento presente, algo esencial para controlar la ansiedad que tiende a anclarse a un momento del pasado o el futuro. La conciencia corporal, el foco en la respiración y la atención sobre aspectos sutiles, como el aire entrando y saliendo de las fosas nasales durante unos minutos, son el punto de partida para este tipo de ayuda.

2. Moverse para ser feliz
En cualquier lista con recomendaciones sobre hábitos de vida saludables, no puede faltar el ejercicio. Son muchas las investigaciones que avalan el ejercicio como un antidepresivo natural, que en algunos casos puede ser tan efectivo como los medicamentos.

Entre otras cosas, el ejercicio estimula la producción de proteínas reparadoras de las neuronas, regula los niveles de serotonina y otros neurotransmisores, aumenta el flujo sanguíneo cerebral y estimula la liberación de endorfinas. No hace falta plantearse el correr una maratón, es suficiente con incorporar el ejercicio a la vida cotidiana.

3. Detectar y mantener emociones positivas
Es una invitación a centrar nuestra atención en lo bueno que nos pasa. No se trata de generar emociones positivas artificialmente, sino de extender conscientemente las que nos suceden, en lugar de pasarlas por alto o boicotearlas. Como ejercicio se puede intentar hacer una pausa al final del día, tomar papel y lápiz y anotar tres cosas buenas que se hayan experimentado a lo largo de la jornada. Tras escribirlas, dedicar 1 o 2 minutos a saborear cada una de ellas.

Así mismo, involucrarse en algún tipo de voluntariado, estar en contacto con la naturaleza y revivir el tiempo que se ha pasado con los seres queridos o con amigos, son actividades que sin duda nos pueden ayudar a mantener nuestro equilibrio mental y emocional.

Fuente: www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/

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